martes, 27 de abril de 2010

REINSERCION SOCIAL EN PACIENTES TRASPLANTADOS

Autores: Lic. Cherato, Mirtha Rosa – Lic. Smircic, Inés – Lic. Zubimendi, María de las Nieves

Introducción.

El acceso a un puesto de trabajo, es para la mayoría de la población, fundamental para lograr los ingresos que permiten cubrir sus necesidades. Se logran así, las capacidades de crecimiento y se consolida una base que garantiza a los sujetos un lugar en esta sociedad. (Beccaria, 1996)

La inserción en el mercado de trabajo se constituye como elemento de integración social y, por lo tanto, las dificultades y obstáculos que encuentra la población económicamente activa (PEA) para obtener empleo en la actualidad, incrementa paulatinamente el universo de los sectores populares, más vulnerables y desprotegidos.

Tanto la información que publican los medios de prensa, como los documentos oficiales y la bibliografía específica en general, reflejan una creciente preocupación por el costo del ajuste para los sectores más pobres de la población, pero también, por el crecimiento de la pobreza y la desocupación a nivel mundial, incluidos los países centrales [1].

El ajuste estructural es, “de hecho (y en principio), la forma en que las economías nacionales deben adaptarse a las nuevas condiciones de la economía mundial”(Tironi y Lagos, 1991).

En América Latina, este proceso trajo como consecuencia la dificultad en mantener la expansión industrial y los niveles de incorporación social, dando lugar a conflictos sociopolíticos crecientes, que en muchos casos fueron “resueltos” por medio de regímenes autoritarios.

La crisis produjo recesión económica, con su secuela de desempleo, desindustrialización, aumento de los trabajadores informales, reducción de los salarios, regresión de la distribución del ingreso, etc.

Los sectores mas castigados en el caso de nuestro país, es el ámbito de la Educación, la Salud y la Seguridad Social.

En la Salud Pública la crisis se presenta a través del recorte del presupuesto asignado, la descentralización, la instauración del modelo de Hospital Público de Autogestión y el crecimiento de la demanda por parte de sectores medios de los servicios de salud pública.

En los niveles microsociales, la familia vive un proceso de empobrecimiento, pérdida de beneficios sociales, inestabilidad laboral, inaccesibilidad a bienes y servicios que contribuyan a consolidar un estado de alta vulnerabilidad social.

Es en este contexto social en el cual una persona que ha atravesado las instancias de un trasplante de órganos, debe re-elaborar la propia imagen de su cuerpo, superar los desequilibrios psico-físicos y sociales producidos por la patología de base que dio origen a la indicación del implante, asumir las transformaciones que se operan en la estructura y dinámica familiar a causa de la redefinición de los roles en la interioridad del núcleo primario (jefes de familia enfermos cuyos grupos deben ser sostenidos por la madre o los hijos menores, etc.), y tratar de recuperar sus proyectos de vida.

IMPACTO DE LA PATOLOGÍA TERMINAL SOBRE EL SUJETO Y SU ENTORNO.

En el marco de las sociedades latinoamericanas, atravesadas por la precarización del empleo, la vulnerabilidad de los sectores sociales, el quiebre de las identidades colectivas y del trabajo como eje de integración social (Barbeito y Lovuolo, 1992), las redes de contención fortalecidas desde los servicios sociales estatales, adquieren una dimensión fundamental en el proceso de integración y reconstrucción del proyecto de vida de los pacientes que acceden a los mismos.

El desencadenamiento de las patologías llamadas de”catástrofe”, que implica la indicación de trasplante de órgano o tejido, impacta sobre todas las áreas de la vida del sujeto, modificando la dinámica y la estructura del grupo familiar.

Al sufrimiento producido por los tratamientos (quimioterapia, hemodiálisis, etc.) se suman las prolongadas internaciones, aislamiento, pérdida de oportunidades laborales o de empleos, deserción del sistema educativo y deterioro del hábitat (que no puede ser mantenido o mejorado por escasez de medios económicos).

Un paulatino desmembramiento se instala en la red de soporte social que contiene al paciente y, de no mediar una oportuna detección y atención integral, las consecuencias originadas por la patología incidirán sobre el post trasplante impidiendo alcanzar el objetivo esencial del tratamiento: el logro de una mejor calidad de vida.

El paciente con indicación de trasplante adquiere en su personalidad características particulares vinculadas a la representación social que de él posee el colectivo social. A la precariedad laboral reinante en nuestras sociedades post modernas se suma el estigma de la enfermedad (Goffman, 1998). Esta disminuye aún más las posibilidades de inserción en un mercado cada vez mas competitivo. La imagen de un paciente trasplantado se aleja del prototipo de trabajador que plantea el modelo de sociedad actual.

La enfermedad, internaciones recurrentes, la vulnerabilidad psico física se vuelven un elemento negativo a la hora de buscar trabajo. La pérdida del empleo o la imposibilidad de acceso al empleo genera en el paciente sentimientos de ansiedad y frustración que encuentran expresión en sus relaciones vinculares. Esto se traduce, con frecuencia, en un incremento de la violencia familiar, el abandono, etc.

A los problemas de alimentación, salud, educación, derivados de la disminución o ausencia de ingresos, se suma la pérdida de roles históricamente asignados en la familia y en la sociedad. Esto impacta en el sujeto vulnerabilizándolo aún más.

perfil laboral del paciente trasplantado subsidiado por cucaiba (Centro Unico Coordinador de Ablación e Implante de la Provincia de Buenos Aires)

Desde el Area Social del CUCAIBA (Centro Unico Coordinador de Ablación e Implante de la Provincia de Buenos Aires) se investigó la inserción laboral post-trasplante, tomando una muestra (80) del conjunto de pacientes trasplantados con subsidio post-trasplante (367) efectuándose un análisis comparativo de la muestra en dos períodos: 1996-1998.

Se tomó como unidad de análisis: el paciente trasplantado que recibe subsidios para medicación post trasplante.

Análisis por grupo etáreo
De la muestra analizada, 22 son pacientes trasplantados renales de 18 a 30 años, 28 oscilan entre 31 y 40, 10 entre 41 y 50 y sólo 8 pacientes mayores de 51 años.

Los trasplantados de médula ósea, en esta muestra son 3 entre 18 y 30 años y 2 entre 31 y 40.

Los pacientes cardíacos son 2 entre 31 y 40 años y 1 mayor de 51 años.

Un trasplantado cardíaco pulmonar entre 31 y 40 años, un trasplantado de córneas entre 41 y 50 años y 2 pacientes trasplantados de pulmón de 41 a 50 años.

De lo expuesto anteriormente se infiere que el grupo con mayor incidencia de trasplante se encuentra en edad económicamente activa.

Análisis por sexo:

De los 80 pacientes que conforman la muestra 31 son mujeres y 49 hombres.

La mayor incidencia se da en hombres en el grupo etáreo de 31 a 40 años, en edad activa y jefes de hogar.

Análisis por tipo de trasplante
En la muestra seleccionada, 68 son trasplantes renales, 5 de médula ósea, 3 cardíacos, 1 cardíaco pulmonar, 2 pulmonar y 1 córneas.

Análisis ocupacional
En el período 1995/6, de los 80 pacientes estudiados, 11 estaban ocupados (1 profesional, 2 en relación de dependencia, 8 cuentapropistas), 7 pacientes se encontraban sub-ocupados y 54 desocupados (67,5%). En el período 1997/8, los mismos pacientes muestran una variación significativa: 24 están ocupados, especialmente en relación de dependencia y cuentapropistas, 10 pacientes se desempeñan en empleos inestables y disminuye el número de desocupados a 38 (47,5%).

Cabe señalar que si bien disminuye el porcentaje de desempleo, las formas de inserción en el mercado laboral son inestables y los ingresos insuficientes para cubrir las necesidades básicas del grupo familiar.

Cobertura social
En el período 1995/6 solo 4 pacientes de los 8- obtuvieron cobertura social, aumentando este valor a 16 en el período 1997/8 (15%).

Cabe señalar que este incremento se halla vinculado al aumento de pensiones sociales no contributivas que posibilitan el acceso a una Obra Social (PAMI-IOMA)

Análisis de ingresos per cápita e incidencia en la Línea de Pobreza
En el período 1995/6, 20 pacientes de 80 perciben ingresos (Promedio de 348,55$ per cápita).

En 1997/8, de los 80 pacientes, 33 perciben ingresos (promedio de 305,63$ per cápita).

El número de pacientes que perciben ingresos aumentó no en razón del aumento del empleo sino por el incremento de obtención de pensiones sociales no contributivas cuyo monto oscila entre 100 y 110$ mensuales.

Para 1995/6 el promedio de nivel de ingresos es de 5 percentilos por debajo de la línea de pobreza. Para 1997/8 experimentó un leve descenso a 5,75 percentilos por debajo de la línea de pobreza (Minujin, 1992).



Cobertura Social


Trabajo y Sistema de Seguridad Social: Ejes de reinserción.Un aspecto fundamental al pensar la reinserción social de los pacientes trasplantados es la inserción en el mercado laboral y/o la inserción en el Sistema de Seguridad Social.
En Argentina, la categoría ciudadano, por motivos históricos particulares se ha constituido desde la categoría trabajador. El trabajo ha simbolizado para nuestro país el acceso a derechos sociales y la posibilidad de ascenso social. Al quebrarse esta categoría como integradora, por la nueva dinámica económica que precariza los empleos y los vuelve inestables, se torna difusa la integración de las personas al sistema productivo y por ende, al sistema político social. Si a esta fragilidad y precariedad en la integración se le suma una patología de “catástrofe, nos encontramos ante un sujeto quebrado y confuso, donde el futuro se le presenta como una incertidumbre difícil de afrontar. El sujeto vacila ante los derechos sociales que cree perdidos por haber sido vinculados estrechamente a los del trabajador.

El fortalecimiento de la figura de ciudadano, sujeto de derechos se nos plantea como objeto de profunda reflexión para el trabajo social latinoamericano.

Una sociedad que en un momento se estructuró alrededor de los ejes de producción y trabajo, al redefinirse estas categorías sociales por la lógica del Mercado, sufre una profunda crisis de acomodamiento, en la cual los actores sociales lejos de comprenderla, se ven arrastrados hacia las zonas de vulnerabilidad y desafiliación (Castel, s/d).

Ante estas circunstancias se recurre frecuentemente al Sistema de Seguridad Social, el cual implica un intento, desde el estado, de contención para las familias y los individuos que ha quedado excluidos temporaria o permanentemente del sistema productivo, ya sea por una discapacidad como por lo que se denominan “minusvalías sociales”.

Este intento de contención se basa en el otorgamiento de una pensión social no contributiva, que le permite acceder al beneficiario a una Obra Social. Para pacientes trasplantados implica el egreso del mismo del Programa de Subsidios de CUCAIBA, un paso adelante para el logro de la autonomía, ya que implica salir de la órbita del Organismo, reduciendo la dependencia institucional que muchos pacientes desarrollan.

Por otro lado la inserción en las dos grandes Obras Sociales estatales (PAMI y IOMA) trae aparejado serias dificultades en el uso del servicio a causa del alto grado de burocratización de los mismos.

Intervención del Trabajo Social
Modalidades de abordaje
El profesional de trabajo social enfrenta, al abordar cada entrevista, una historia de vida que refleja las contradicciones sociales actuales y el mapa socio-económico. En el relato de los pacientes y sus familiares se encuentran las claves para el abordaje y comprensión de la problemática desde el actor social que lo vive como tal.

La dinámica social que se presenta compleja, plantea la necesidad de pensar estrategias que, además de apuntar a la solución de los problemas inmediatos, fortalezcan las redes sociales de contención y colabore en la creación y sostenimiento de los proyectos de vida del paciente.

En CUCAIBA, los pacientes acceden al Servicio con una indicación médica de trasplante, acompañado por una historia de deterioro de su red de soporte social, sus pautas de identidad y de su historia familiar. A partir del cuadro de situación que se plantea en la entrevista, se intenta problematizar la situación, indagando los atravezamientos de la demanda, en la búsqueda de identificar, junto con el paciente, las posibles alternativas que permitan definir líneas de acción.

Esta modalidad de trabajo se inscribe en el marco del abordaje de la singularidad como metodología de intervención (Cazzaniga, 1998).

Esta plantea el trabajo con el demandante, desde el marco de los derechos humanos, con la premisa de la búsqueda de autonomía del paciente, abordándolo desde su integralidad(Laclau, 1998).

Ante este cuadro, es que los profesionales del trabajo social nos planteamos trabajar en fortalecer las redes de contención para lo cual es necesario establecer un trabajo interinstitucional que focalice en los diferentes aspectos del sujeto.

Trabajo Interinstitucional y trabajo Interdisciplinario
Los trabajadores sociales del Area Social desarrollamos nuestro quehacer profesional en las distintas instituciones que conforman CUCAIBA (Hospitales y Oficinas de sede central) en relación con profesionales de diferentes disciplinas que integran el Equipo de Salud (Médicos, Psicólogos, Psiquiatras, Técnicos, etc.) Este aborda al paciente, aportando un análisis reflexivo, desde las distintas visiones, para la toma de decisiones en pos de la resolución de las problemáticas.

Al interior de CUCAIBA el trabajo es interdisciplinario, mientras que la estrategia de la institución es hacia el exterior. Esta articulación de ida y vuelta entre instituciones, tiende al tejido de redes de soporte social que refuercen las instancias inmediatas al trasplante. Más tarde, estas redes van a actuar consolidando una base para la reinserción social del paciente trasplantado.

Históricamente, en Argentina, han existido diversas instituciones desde el Estado y, recientemente, desde las ONG (Organizaciones no Gubernamentales) que se encargan sectorizadamente de distintos aspectos diferenciados de la población.

Estas instituciones se especializan en la atención de las necesidades de los sectores populares que la sociedad argentina se ha ido planteando para los diversos momentos históricos.

Desde el Area Social de CUCAIBA se articulan acciones con estas instituciones capitalizando la experiencia que poseen en la prestación de servicios específicos para la contención del paciente. Así, desde el Area Social se realizan tareas de soporte social en forma conjunta desde ONG, Iglesias, Municipios, Ministerios, etc.

Se plantea la necesidad de trabajar con este sujeto fracturado que llega al Servicio. La estrategia de intervención se basa en un permanente análisis y reflexión de la realidad micro y macro social, donde se define la intervención, a modo de efecto bisagra.

La realidad y los condicionamientos macro sociales atraviesan constantemente nuestra intervención por lo cual es fundamental la reflexión analítica de estos atravezamientos.

El objetivo de la acción profesional es favorecer la autonomía del sujeto, entendida solamente desde la reinserción social post trasplante.

Un paciente trasplantado, con las limitaciones propias de la experiencia traumática post-quirúrgica, y sin posibilidad de recuperar o generar nuevos proyectos de vida, fácilmente padecerá el estrés característico post-trasplante por:

Temor al rechazo del órgano
Temor a la muerte
Conflictos familiares
Aislamiento y pérdida de autoestima
Muerte de un par
Por ello, la construcción de su perspectiva de futuro incidirá notablemente en su calidad de vida.

Una experiencia de Reinserción laboral
Desde el Area Social se impulsó la formación de un grupo de autoayuda, integrado por pacientes trasplantados y uno en lista de espera.

En la primera etapa del grupo, el objetivo fue la contención, derivándose, con el transcurso de los meses, en la búsqueda de la re-inserción laboral.

Con la coordinación del Area Social y el aporte del Consejo de Desarrollo Humano y Familia, se logran 12 puestos de trabajo en el programa ASOMA (Ayuda Social Mayores).

Los pacientes tienen a su cargo tareas de embalaje de víveres secos, que será posteriormente destinados a la población de la 3ra. Edad bonaerense carente de recursos.

El grupo cumple 4 horas diarias de labor con un salario de $400 mensuales.

Se ha realizado seguimiento social de estos pacientes y, en 1998 se puede observar: estabilidad laboral, sumada a la cobertura médico-social (provista a través de las pensiones sociales o CUCAIBA), el servicio que ofrecieron las instituciones (refuerzo alimentario, pases libres de transporte, etc.0 y la contención grupal y profesional por parte del Area Social, entretejieron una red de sólida trama que, el 80% del grupo pudo usar como plataforma de despegue para la reconstrucción de sus proyectos de vida.

Uno de los pacientes falleció en 1997 9trasplante renal). Otro de los pacientes manifiesta, hasta la fecha, imposibilidad de capitalizar las oportunidades que se le brindar, estableciendo dependencia socio-emocional con las instituciones prestadoras de servicios, como correlato de experiencia de tratamiento dialítico previo al trasplante, potenciada por una conflictiva historia de vida.

Consideraciones finales.

Los trasplantados, como actores sociales, en un tiempo histórico de redefinición de espacios sociales, luchan por su afiliación en un doble esfuerzo: la recuperación de la salud mediante el trasplante al mismo tiempo que compiten en el mercado laboral que exige de ellos un prototipo de trabajador cada vez más difícil de alcanzar (sólida formación académica, bienestar físico, disponibilidad, etc.)

Sumado a ello, la discriminación es un elemento siempre presente en la sociedad que, por un lado, en forma contradictoria le brinda la oportunidad de recuperar su salud (trasplante) y por otro lado, lo excluye socialmente al disminuir sus posibilidades laborales, sin las cuales difícilmente logre su autonomía.

Finalmente, el equipo de trabajadores sociales de CUCAIBA, nos encontramos abocados al permanente procesamiento del binomio muerte-vida, que en cada uno se expresa de manera particular, fortaleciendo y definiendo a cada paso la identidad profesional y la especificidad del trabajo social en trasplantología, un campo nuevo e hipercomplejo de la Salud Pública.

Es un desafío para el Trabajo Social hoy, colaborar al reacomodamiento de los pacientes en la estructura social, exacerbando sus potencialidades, y comprendiendo que lo que se presenta hoy no es el ocaso de la sociedad y las ideologías, sino un tiempo nuevo que exige una lectura crítica y estrategias para construir y reconstruir, desde el fortalecimiento de la ciudadanía, un nuevo tejido social, mas humanitario e integrador.

Bibliografía

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BECCARIA, Luis y LOPEZ, Néstor. SIN TRABAJO. LAS CARACTERISTICAS DEL DESEMPLEO Y SUS EFECTOS EN LA SOCIEDAD ARGENTINA. Edit. UNICEF-LOSADA. Bs. As. 1996. Pp. 85/108 . Cap. III “El debilitamiento de los mecanismos de integración social”.
CASTEL, Robert. ESPACIO INSTITUCIONAL I. EDIT. Lugar. Cap. “La dinámica de los procesos de marginalización: de la vulnerabilidad a la exclusión”
CAZZANIGA, Susana. “Metodología. El abordaje desde la singularidad” Cátedra de Trabajo Social V. Escuela Superior de Trabajo Social. Universidad Nacional de La Plata, 1998
GRASSI, HINTZE y NEUFELL. POLITICAS SOCIALES, CRISIS Y AJUSTE ESTRUCTURAL. Espacio ed. Buenos Aires, 1994. Cap. “El ajuste estructural en América Latina, los Organismos Técnicos Internacionales y la interpretación de la crisis”.
GOFFMAN, ERVING. ESTIGMA. LA IDENTIDAD DETERIORADA. Apunte de Cátedra Trabajo Social V. Escuela Superior de Trabajo Social de la Universidad Nacional de La Plata, 1998. Cap “Estigma e identidad social”
LACLAU Ernesto. EMANCU\IPACION Y DIFERENCIA. Edit. Ariel. Cap.”La representación “El sujeto de la política o la política del sujeto”.
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