lunes, 21 de septiembre de 2009

ALBERTO LEVY “La extracción de órganos no es sólo una labor médica; también es psicológica hacia las familias”


Por Paqui Sánchez T.

La Unidad de Trasplantes acaba de recibir la Medalla de Oro de Melilla por ser la artífice de que nuestra ciudad tenga la mayor tasa de donaciones de órganos y tejidos del mundo. Melilla, pequeño rincón de España en África que muchos no saben ni situar en el mapa, supera a grandísimas capitales mundiales en algo que no se puede pagar con nada, como es la generosidad en su estado más puro.

¿Cómo se consigue que Melilla sea la ciudad del mundo con mayor número de donantes, a pesar de que cuenta con determinados factores que a priori resultan un handicap para la donación?

Esto es una labor de muchísimo tiempo en la que hemos ido salvando todos los obstáculos que nos hemos ido encontrando para evitar impedimentos a la donación de órganos y tejidos en nuestra ciudad. Llevamos en la coordinación de la Unidad de Trasplantes desde 1991, y esto ha sido una labor progresiva de mucho esfuerzo, mucho trabajo coordinado entre distintos departamentos y una gran relación con la coordinación de trasplantes en Madrid y con el sector de Málaga.

¿Qué significa esta Medalla de Oro para la Unidad de Trasplantes de Melilla: una recompensa al trabajo bien hecho, o un impulso para seguir en la misma línea?

Sin ánimo de ser prepotentes, significa dos cosas: un reconocimiento al trabajo bien hecho durante mucho tiempo y un impulso para seguir trabajando en la misma línea. Quiero aprovechar la ocasión para dar mi más sincera enhorabuena a la población de Melilla, una población muy formada, muy solidaria y muy concienciada. Uno no sabe lo que es donar hasta que no está en la situación de recibir, y cuando uno entiende que sus días están contados o que depende de una máquina para poder vivir cada semana, ahí es cuando entiende lo importante que es la donación de órganos y tejidos.

¿Cuántas personas trabajan en la Unidad de Trasplantes, y qué cometido tienen?

La verdad es que el único que trabaja en la coordinación de trasplantes específicamente como tal soy yo. Pero cuento con una gran colaboración por parte de todos los estamentos hospitalarios, fundamentalmente porque el mantenimiento del donante lo lleva la UCI y es donde el trabajo para la coordinación de trasplantes es más intenso.

Uno de los papeles más difíciles que tiene que asumir usted como coordinador de la Unidad de Trasplantes es hablar con las familias que acaban de perder a un ser querido? ¿Cómo se lleva eso?

Cuando una familia está en un momento tan difícil como es asumir la muerte de uno de sus miembros y encima vas tú a rogarle que done los órganos para que otras personas que están en lista de espera puedan seguir viviendo con una calidad de vida aceptable, es un trago difícil de pasar y un momento en que es muy difícil mantener la situación. Pero una política de trabajo adecuada y de formación ha favorecido que las negativas familiares en nuestra ciudad hayan disminuido ostensiblemente desde los primeros años hasta ahora. Verdaderamente, el artífice de la donación de órganos es aquel paciente que se muestra donante y que la familia acepte. Sin ello, todo el trabajo, por muy intenso que sea, no tendría razón de ser.

¿Se llega a acostumbrar uno a intentar buscar un lado positivo, como es la donación, en un momento tan dramático y sensible?

Nunca, nunca. En absoluto. Cada momento es trágico y tremendamente difícil. Es un dolor en la garganta, una molestia en el estómago continua, una desazón importante, porque estamos hablando de sentimientos muy profundos, muy enraizados y uno nunca puede acostumbrarse a estas situaciones, es imposible. Cada uno tiene un dolor y una historia detrás y hay que conocer las particularidades de cada uno y saber llegar a esa familia que lo está pasando tan mal. Uno no se llega a acostumbrar, más bien es al revés: tiene que ser cada día una sensación nueva que demuestre no sólo que es una labor médica, sino también el acercamiento humano y psicológico a la familia del fallecido.
Imagino que ese trágico momento cuando se habla con la familia se torna en satisfacción cuando se realiza con éxito el trasplante, ¿no?
Se ve recompensado por completo cuando el fin último, que es que se lleve a cabo la donación de órganos y tejidos, se ha realizado. La recompensa es enorme no ya por mí ni por el Hospital, sino porque cada uno de los pacientes que están en lista de espera por un órgano, y ese órgano les llega y les hace volver a llevar una calidad de vida completa como la que tenían antes de estar enfermos, eso lo vale todo. Lo mismo que hay que tener un sentimiento intenso para comprender el dolor de la familia del paciente que muere, también hay que tenerlo para comprender la felicidad que puedes provocar en un paciente que está esperando un órgano y que puede tener incluso los días contados. Indescriptible la alegría.
El año pasado fue uno de los que registró un mayor número de donaciones. En concreto, la Unidad de Trasplantes extrajo 24 órganos- ¿Se está siguiendo esta tendencia en 2009?
Este año llevamos la misma tendencia, afortunadamente llevamos una tónica muy buena. En lo que llevamos de año hemos tenido dos donantes multiorgánicos, y eso es muy bueno para Melilla, teniendo en cuenta que nuestra particularidad geográfica hace que los picos de donaciones puedan tener altibajos, con años mejores que otros en cuanto a donaciones.

Aunque los órganos que se donan viajan rápidamente en vuelos-hospital, ¿la insularidad de Melilla ha echado a perder en alguna ocasión una donación o ha dificultado que terminara con éxito?

No, afortunadamente, gracias a que hemos limado muchas asperezas y superado muchos inconvenientes, hemos conseguido que la infraestructura logística para poder enviar los órganos llegue a los puntos de referencia en los tiempos estipulados. Nunca hemos tenido un problema de este tipo, aunque sí es cierto que puede haber algún día con problemas meteorológicos insalvables, pero eso no depende de nosotros ni de nadie. Quiero agradecer además el gran esfuerzo que hacen los trabajadores del aeropuerto cuando se les pide desde la Delegación del Gobierno que lo abran a la hora que sea, normalmente de madrugada, para permitir la entrada y salida de los aviones con los órganos. Siempre están a nuestra disposición y por eso, mi más sincero reconocimiento a ellos también.

¿Cree que hace falta más información para superar tabúes o formas de pensar erróneas entre algunas comunidades de la ciudad?

Ésta es una labor progresiva. Una persona que no tiene medios para subsistir, su primer punto de mira es subsistir. Ésa es su primera necesidad. Por eso siempre es necesario aumentar el nivel de información y llegar a todas las capas sociales y hacerles entender que después de la muerte hay otra vida que se puede dar y hace falta que la gente lo entienda y done. Hay que ir en los tiempos adecuados, sin forzar a nadie.

¿Son frecuentes en Melilla las donaciones en vida entre familiares o donantes compatibles?

Desde la Coordinación de Trasplantes Nacional, de Andalucía y de Melilla estamos potenciando la donación en vivo porque se está demostrando por estudios contrastados que las donaciones de órganos de donantes vivos interparentales tienen una mayor viabilidad y mayor duración en el paciente receptor y con menos tasa de complicaciones para ambos, lo que permite que la donación sea de una calidad superior que en muerte encefálica. De hecho, hemos doblado del año pasado a éste las donaciones en vivo en España, aunque en 2008 sólo un 2 por ciento de las donaciones eran en vivo. Ahora son el 7 por ciento, pero aún son pocas. En Melilla ya están surgiendo familias que preguntan con interés la posibilidad de donar un órgano entre ellos.

¿Qué le parecen los anuncios que han surgido por internet en los que se pone a la venta órganos vitales?

La donación de órganos por dinero es execrable, porque eso implica que una persona de poder adquisitivo se aproveche de la necesidad de otra que dona al estar en una pobreza muy extrema. Eso se tiene que erradicar por completo. Lo contrario implica que el que tiene dinero puede conseguir y el que no, se muere. Eso no puede ser, todos somos hijos de Dios y todos tenemos derecho a vivir en las mismas condiciones.
Usted se ha quejado en alguna ocasión de que la generosidad de Melilla no se haya visto correspondida cuando lo ha necesitado.

¿Cree que es necesario mejorar el sistema español de donación para que no se den estas situaciones injustas?

La política que llevamos es que parte de los órganos generados se queden en la zona de influencia. En la provincia de Málaga, que ronda el millón y medio de habitantes, las necesidades poblacionales son mayores que las de Melilla, donde hay 75.000. Salvando las distancias y proporcionalidad, lo que queremos es ofertar a nivel de Andalucía Oriental que los órganos que generemos, parte sean implantados en personas de nuestra ciudad. También es verdad que cuando en Melilla la donación no existía también había pacientes que eran llamados y se les implantaban órganos de donantes andaluces. Ahora estamos compensando eso, pero creo que nos deberían tener más en el punto de mira para poder optar a más porque nuestra producción ahora es bastante adecuada.

¿Es posible que en un futuro la Unidad de Trasplantes pueda llevar a cabo operaciones de trasplante sin que sea necesario trasladar al paciente fuera de Melilla?

Es muy difícil porque la infraestructura necesaria para el trasplante no es la misma que para la extracción, que es más sencilla que el implante, cuyo seguimiento también es más complejo. Por lo tanto, eso deben hacerlo hospitales de primer nivel, como el Carlos Haya de Málaga, por ejemplo, que tienen una infraestructura adecuada a las necesidades que se exigen. En Melilla no veo adecuado crear esa infraestructura, creo que es más factible que los melillenses acudamos a otros hospitales de referencia para tener unas mayores garantías de éxito. No obstante, sí creo que el Hospital de Melilla se podría especializar para la extracción y que no vengan especialistas de otros centros hospitalarios españoles a extraer órganos. Salvo las córneas, que son extraídas por oftalmólogos de Melilla, el resto de órganos los extraen personal muy formado y preparado.

¿Cómo se puede convertir alguien en donante de órganos y tejidos?

Es muy fácil. Uno es donante de órganos simplemente diciéndoselo a los familiares del entorno suyo. No hace falta tener ningún carné, aunque el que lo quiera, puede obtenerlo tanto en el Servicio de Admisión del Hospital como en la UCI. Pero en España, la legislación habla del consentimiento presunto, por el que el donante lo es desde el momento en que lo manifiesta a su entorno más cercano.

¿Y puede negarse la familia, aun cuando el paciente manifestó su voluntad de ser donante?

Nosotros no lo hemos vivido nunca, pero puede llegar a ocurrir. Y si así fuera, tendríamos que limar asperezas y no forzar una donación que pudiera dar lugar a problemas o conflictos familiares. Buscamos el bien de todo el mundo con la labor que se realiza, no se trata de forzar a nadie.

http://www.melillahoy.es/noticia.asp?ref=57747

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