miércoles, 15 de julio de 2009

MILAGROS....QUE NO DEJAN DE ASOMBRARNOS...



Durante diez años, Hannah Clark vivió con dos corazones, el suyo propio y uno donado que le implantaron en 1995, cuando tenía dos años de edad, para que actuara de «sherpa» del órgano con el que había nacido, que carecía de fuerza suficiente para bombear sangre a consecuencia de una cardiomiopatía. A raíz de complicaciones por la medicación antirrechazo, en 2005 a Hannah le tuvieron que quitar el órgano prestado, pero para entonces su propio corazón ya se había recuperado y desde entonces ha podido vivir con plena normalidad. “Ahora tengo una vida normal, como el resto de mis amigos”, ha explicado ella.
Su caso ha sido ahora publicado en la revista científica «The Lancet» constatando ese completa recuperación al haber transcurrido ya tres años y medio desde que Hannah fue sometida a la última operación. La buena respuesta dada por el órgano de la joven, que ahora tiene 16 años, ha llevado al equipo del cardiólogo Magdi Yacoub, del Hospital Great Ormond Street de Londres, que le ha atendido en todo este tiempo, a calificar su corazón de «mágico».
El caso de Hannah es atípico, ya que las situaciones de cardiomiopatía que no pueden resolverse con medicación, que es el procedimiento más común, tienden a afrontarse mediante la instalación de un dispositivo de ayuda ventricular o, en situaciones graves, con el trasplante de corazón. El llamado trasplante heterotópico, que sitúa en paralelo los dos órganos, el propio y el prestado, prácticamente han dejado de realizarse por los mayores riesgos que implica.
A los ocho meses de vida, el defecto congénito de Hannah comenzó a manifestarse con notoriedad, de forma que desde entonces los médicos la sometieron a continuos tratamientos. Al empeorar la situación, se decidió realizar un trasplante heterotópico, y se le implantó el corazón procedente de la donación de un bebé de cinco meses. El correcto funcionamiento de éste fue provocando también la recuperación del corazón natural de Hannah, pero la medicación inmunosupresora generó problemas que obligaron a una quimioterapia que acabaría dañando el órgano prestado, obligando a que éste fuera retirado. La gran suerte para la niña es que cuando esto se produjo, su corazón ya se había restablecido.

http://www.abc.es/20090714/sociedad-salud/nina-corazones-200907141804.html

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