domingo, 21 de junio de 2009

DESDE MI SER....


Mi reflexión apunta a cada uno de aquellos que habremos de jugar un rol ante este desafío, en un intento de sentir en lo íntimo de mi ser, lo mismo que hará vibrar la profundidad de la conciencia de cada uno de ustedes. Les pido entonces, que acepten esto que pretendo expresarles como la revelación de una confidencia que, a la vez, es casi una oración profana.
Pienso en el medico que habrá de decidir, casi siempre con urgencia, si el donante esta vivo o esta muerto, y me apiado de él. Es quizás más de lo que podemos exigir a un ser humano. Por eso pido por él, no tanto por el médico, sino más bien por el hermano enfrentado con dilemas que exceden largamente su dimensión profesional.
Pienso en el enfermo que necesita un órgano, y en sus familiares; en cómo será el tiempo de espera, cuál habrá de ser la calidad de ese tiempo de dependencia del prójimo que quiera compartir con ellos la aventura de la vida y de la muerte. Y pido por ellos. Pido por que si se salva esa vida, sea dedicada a completar el aprendizaje que este transito terrenal nos propone. El donante, ya en otra dimensión, recibirá de este modo el mejor homenaje.
Pienso en el donante, y admiro su coraje. Y reverencio su fe en la Ciencia. Pido que no sea defraudado; no hay pena capaz de saldar los delitos contra el alma.
Pienso en el indeciso. Pido respeto para él, porque nadie tiene derecho a cuestionar lo que cada uno decide hacer con su cuerpo, con su vida y con su muerte.
Pienso en el indiferente. No me siento capaz de censurarlo, quizás porque estoy convencida de que hay un tiempo para todo. Por eso pido por él paciencia y comprensión.
Pienso en los investigadores científicos. Y también pido por ellos, para que no dejen de buscar hasta encontrar la manera de que no sean necesarios los transplantes; aunque esta invocación parezca un contrasentido. En esencia, lo que estoy pidiendo es cada vez más luz para las mentes esclarecidas, para los espíritus tenaces y para los corazones desbordantes de amor de nuestros hermanos investigadores; siento desde mi fe, que no puede estar lejano el día en que la ciencia nos asombre una vez más con un nuevo avance en la preservación de la vida, que haga de esta maravilla de los transplantes una honrosa memoria en el archivo de nuestra estirpe.
Pienso en Dios, en el Dios que cada uno tiene, a veces a pesar suyo. Y a Él le pido todo lo que pido para cada uno de nosotros. Luz, mucha luz para todos, especialmente para acelerar la fuerza incontenible del amor que, en última instancia, es el sentimiento que hoy me impulsa a compartir esta inquietud con ustedes.

http://www.hechizos.info/articulo_desdemiser.html

No hay comentarios: