miércoles, 17 de junio de 2009

“No podíamos permitir que tanto amor se perdiera”



jueves, 18 de junio de 2009


Cuando Facundo nació, los médicos le dieron tres horas de vida. Vivió ocho años, gracias a la voluntad y el cariño que tanto él como su familia pusieron para mantenerse juntos. Un tiempo antes de partir en abril de 2003, le hizo saber a su mamá Laura que quería ayudar a vivir a otras personas. Por eso, cuando llegó el momento, su familia supo lo que tenía que hacer y ese gesto dio vida a cinco argentinos. “Tanto amor no se podía perder”, resume su papá, Enrique Luján.

El pequeño padecía de un tumor cerebral, que le producía hidrocefalia. “Vivía con riesgo de muerte, pasaba períodos en coma. Facu entraba a terapia tres veces al año y nosotros con él”, cuenta Enrique. Por ser testigos de esta lucha, los médicos nunca les plantearon la posibilidad de una ablación. Fue la familia quien entonces pidió que Facundo fuera donante múltiple. Horas después, un niño que estaba internado en Buenos Aires con pocas posibilidades de vida, recibía un trasplante de hígado.

“Creo que son personas elegidas para ese momento, tanto el donante como quien recibe los órganos. Si nosotros no cumplíamos su voluntad, le hubiéramos quitado la posibilidad de trascender lo físico”, señala emocionado. Aunque los recuerdos pesan; Enrique, Laura y su hijo Nahuel prefieren hablar del tema porque están convencidos de que la desinformación es el mayor obstáculo para la donación de órganos.

“Hay mucho temor infundado. ¡Si la gente supiera el complejo proceso que se pone en marcha con una donación y el respeto con que se manejan los profesionales!”, señala. Ellos ya habían aceptado la cirugía y de todos modos los médicos los llamaron tres veces a su casa para confirmar la decisión.

Enrique Luján - Papá de Facundo

http://www.losandes.com.ar/notas/2009/6/18/sociedad-430437.asp

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