sábado, 28 de marzo de 2009

CÓMO VIVIR DESPUÉS DE UN TRASPLANTE



Aunque la sobrevida de un adulto trasplantado es variable, el órgano puede continuar funcionando de manera normal por arriba de los cinco años hasta en un 70 por ciento cuando proviene de un donador vivo y 50 por ciento cuando es extraído de un cadáver. Esto quiere decir, que el paciente puede prolongar su vida por un periodo de 25 años o más, señala el especialista en trasplantes del Centro Médico de Torreón, doctor Federico Juárez de la Cruz.

A su vez, el responsable del programa de trasplante renal del Hospital Pediátrico del Centro Médico de Occidente, doctor Simón Ojeda Durán, indica que en un niño trasplantado no existe un límite establecido de sobrevida, "estadísticamente nuestro programa, con 10 años de experiencia, ha trasplantado a más de 250 niños con un promedio de vida de hasta el 90 por ciento".

En ambos casos, coinciden los especialistas, evitar el rechazo y prolongar la vida del paciente dependerá en gran medida de sus hábitos y cuidados postrasplante.

La responsabilidad del niño

Cuando un niño pesa 10 kilogramos como mínimo, ya puede ser candidato a trasplante y recibir incluso el órgano de un adulto. Después de tres meses de evolución se reintegra prácticamente a una vida normal, reinicia su socialización, puede efectuar actividades escolares y, sin lugar a dudas, realizar la mayoría de los deportes habituales de su edad, refiere el doctor Ojeda.

Aunque su vida es como la de cualquier otro pequeño, agrega que en los primeros meses el menor debe ser cauteloso en sus actividades, pues si recibió un riñón, dado que éste se ubica en los cuadrantes inferiores del abdomen, una caída o golpe fuerte podría causar laceración del mismo.

En cuanto a los hábitos de vida cotidianos, es importante señalar que las primeras semanas posteriores al trasplante los menores requieren de cuidados especiales para evitar adquirir infecciones principalmente de vías respiratorias, ya que en esta etapa los medicamentos inmunosupresores (que evitan el rechazo) se prescriben en dosis elevadas y el riesgo es mayor que en las subsecuentes etapas (meses del trasplante).

En lo que se refiere a la dieta, comenta el especialista en niños, se sugiere evitar la obesidad, pues es muy frecuente la ingesta compulsiva, sobre todo alimentos restringidos, en los cuales se incluyen botanas, refrescos y golosinas que dan una sobrecarga calórica, no necesariamente nutricional y que indudablemente contribuyen a estados de obesidad postrasplante. Se recomiendan hábitos higiénicos que deberían de ser habituales en todos los niños, como lavado de manos periódico, de dientes y baño diario, entre otros.

De otra parte, refiere que en los adolescentes trasplantados y acentuado en las mujeres, es muy frecuente que cuando éstos observan algunos efectos colaterales de los medicamentos inmunosupresores, como ver deformada su imagen corporal, en ocasiones les lleva a no continuar con el tratamiento prescrito, de manera que el riesgo de un rechazo agudo se hace inminente. En caso de que esto ocurra, será necesario canalizarlos a una terapia psicológica para evitar las reincidencias.

El doctor Ojeda también comenta que el papel de la familia y amigos es muy importante para estos pacientes, pues contribuyen mucho a vivir en un ambiente de mejor seguridad, aunque debe evitarse la sobreprotección, y de ser posible si la edad del trasplantado lo permite, responsabilizarlo de comportamiento, alimentación y medicamentos.

Lo que debe hacer un adulto

Para un individuo con insuficiencia crónica de alguno de sus órganos, la vida se convierte en un constante sufrimiento, su rol social cambia ya que se reducen muchas de las actividades que antes realizaba, como asistir a fiestas, practicar deportes o trabajar diariamente, a parte de su deterioro anímico. Es así que el trasplante se convierte en la única alternativa para recuperar su vida normal, siempre bajo un tratamiento medicamentoso.

A decir del doctor Federico Juárez de la Cruz, a un adulto puede tomarle alrededor de seis meses regresar al nivel de vida de una persona de su edad. Una manera de recuperar la fuerza y vitalidad es a través de un gradual incremento en la actividad física de cada día. El paciente puede iniciar con caminatas diarias y aumentar las distancias cada semana y de esta manera paulatinamente podrá correr, jugar golf, andar en bicicleta o nadar, entre otras actividades, siempre y cuando ingiera mucha agua. En cambio, le quedan prohibidos los deportes de contacto (boxeo, karate, básquetbol, artes marciales).

Por otro lado, indica Juárez de la Cruz, la higiene se convierte en un aspecto muy importante, sobre todo la bucal, "ya al encontrarse el paciente bajo prescripción de medicamentos inmunosupresores, algunas infecciones dentales comunes pueden hacerse graves y poner en peligro la vida, si el tratamiento no es oportuno", de ahí que se recomienda visitar al dentista cada seis meses.

Como el alcohol es considerado un tóxico para el hígado, ingerirlo en grandes cantidades puede dañar definitivamente al órgano. De allí que se recomienda no tomar ni una sola bebida etílica al día. En ocasiones especiales, un solo vaso de vino o cerveza probablemente no sea dañino, mas deben evitarse licores fuertes como el whisky, vodka y ginebra.

Para el caso de los productos que contienen tabaco, el especialista menciona que éstos causan espasmo o estrechan las arterias en todo el cuerpo, incluyendo las de un riñón trasplantado, lo que da como resultado que llegue menos sangre a este órgano. La combinación de espasmo de las arterias y endurecimiento acelerado pone en gran riesgo el aporte de sangre al riñón. Los vasos sanguíneos en el riñón trasplantado se endurecen a velocidad acelerada. Fumar acelera mucho más este proceso, por ello se recomienda dejar permanentemente de fumar.

Al igual que en los niños y adolescentes, el incremento de peso es una complicación frecuente después del trasplante, y en general el paciente tiende a subir por el aumento del apetito causado por los inmunosupresores. Por ello se recomiendan comidas saludables, una dieta baja en grasa con bastantes frutas y vegetales.

Desayunar, comer y cenar moderadamente, eliminar casi todas las grasas y no ingerir alimentos entre comidas puede prevenir ese problema. Aquéllas personas que coman sin control deberán buscar al dietista de su unidad de trasplantes para que le ayude con un plan alimenticio.

La vida sexual es otro aspecto en el que se debe tomar cuidado, pues sólo después de cuatro meses de realizado el trasplante puede reanudarse tal actividad. Una mujer debe cuidar de no quedar embarazada durante los primeros dos años, y si bien no se contraindica el embarazo, es menester cuidarlo estrechamente.

Al referirse a la ingesta de medicamentos inmunosupresores, el doctor Juárez de la Cruz indica que si el paciente olvida tomar la dosis pasadas seis horas, deberá tomársela en ese momento; por el contrario, si lo recuerda pasado ese tiempo, deberá esperarse hasta la siguiente dosis. Por ejemplo, añade, es importante no tomar dosis dobles de ciclosporina (neoral).

Otro de los inmunosupresores frecuentemente utilizado es prednisona, que se prescribe una vez al día y si el paciente olvida su ingesta, tendrá que tomarla tan pronto le sea posible y regresar a su esquema de dosis normal. Un medicamento más es el conocido como azatioprina, y al igual que en el caso anterior si una persona olvidó ingerirla, deberá tomarlo tan pronto lo recuerde, siempre y cuando esto ocurra en las 12 horas siguientes de su tiempo indicado. Si ese tiempo ha transcurrido, entonces debe evitar esa dosis.

Finalmente, el médico trasplantólogo comenta que para un adulto también es indispensable el apoyo familiar, ya que le brinda no sólo apoyo externo sino psicológico; "su bienestar y continuar su control medicamentoso, depende mucho del entorno. Por ello es fundamental que la familia y amigos lo consideren como una persona normal y evitar que se sienta relegado por la sociedad".


http://www.invdes.com.mx/anteriores/Octubre1999/htm/trans77.html

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