martes, 31 de marzo de 2009

SER DONANTE NO MATA


La lista de espera se reduciría drásticamente si los médicos informaran todas las muertes que suceden en los hospitales y clínicas del país. “Si se denunciara el 50% de los que fallecen, tendríamos tejidos hasta para exportar y bajaría en un 90% la cantidad de gente que espera órganos”, afirma Gerardo Solá cirujano y director técnico del Banco de Tejidos del Hospital Británico. “Hoy en la Argentina se están tirando órganos y tejidos todos los días”, alerta.

Un caso que se hizo público fue el de la mujer santafesina que ofreció donar los órganos de su hijo, muerto en un accidente de tránsito en la ciudad de Rafaela, pero ningún profesional avisó a la delegación local de la Procuración de Órganos y Tejidos, pese a que en el Hospital de emergencias de la ciudad de Santa Fe funciona el Centro Único de Ablación e Implantes de Órganos (Cudaio).

Según Solá, “sólo deberían haber marcado los ocho números del centro de procuración provincial “ y advierte que “erróneamente, muchos médicos creen que tienen que salir a buscar o detectar donantes”.

Muchas vidas dependen de una larga lista, una lista que, según denuncian varios especialistas, podría reducirse en tres cuartas partes con sólo una llamada en el momento adecuado.

Pero lo que parece simple no lo es. Muchos médicos no cumplen con la ley 24.193 de trasplante de órganos y tejidos, la que los obliga a denunciar de forma inmediata el fallecimiento de una persona a la autoridad jurisdiccional competente. En el caso de la Capital, ese organismo es Buenos Aires Trasplante.

Es más: la ley establece multas de entre 5000 y 100.000 pesos e inhabilitación especial de entre uno y tres años para los médicos que omitan esa denuncia

"El 99% de los médicos no conoce la ley. Yo también la desconocía y me senté a esperar que alguien donara. Pero un día me di cuenta de que mi lista de espera se hacía cada vez más extensa. Hacía seis meses que no tenía una ablación. Llamé a Buenos Aires Trasplante para ver qué pasaba y me contestaron que no se denunciaban muertes. Y ahí tomé conciencia del problema."

El que habla es Gerardo Solá, cirujano oncológico y director técnico del Banco de Tejidos Musculoesqueléticos del Hospital Británico. Solá habla partiendo de su propia experiencia: por año, esa institución realiza unos 400 trasplantes de tejidos, pero ese número puede bajar si los médicos dejan de denunciar las muertes. En el Hospital Británico, Solá inició una campaña con afiches, para que sus colegas conozcan la ley y la apliquen.

"Muchas instituciones privadas no están denunciando y esperan que de los hospitales públicos salgan los donantes para los trasplantes. Algunas de las clínicas de Buenos Aires no tienen asimilado [el hecho de] decir a los médicos que cumplan con la ley. Yo he recibido como respuesta: «No es política de esta institución denunciar fallecimientos»", dijo Solá a LA NACION.

Si bien el especialista del Hospital Británico se refiere únicamente a las denuncias sobre muertes, una comparación entre los donantes reales aportados por los 33 hospitales públicos de la ciudad y los aportados por más de 80 clínicas y sanatorios puede brindar un panorama de la situación. Según los registros de Buenos Aires Trasplante, el organismo coordinador y regulador de las actividades de procuración y trasplante en la ciudad, el porcentaje de donantes reales de órganos (sin tener en cuenta tejidos) durante 2006 fue del 27 por ciento. En cambio, el sistema público de salud aportó el 60 por ciento. El porcentaje restante se reparte entre las obras sociales y las instituciones de las Fuerzas Armadas.

Cabe aclarar que no todos los centros de salud públicos y privados poseen servicios de terapia intensiva, de donde sale la mayoría de los órganos. Y hay que tener en cuenta que existen institutos dedicados, por ejemplo, a las actividades reproductivas, que no son tenidos en cuenta para la procuración.

Pero Solá no es el único denunciante. Carlos Pacheco, médico y consultor del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en el programa Remediar del Ministerio de Salud, coincidió en que existe desinterés por parte de las instituciones privadas en denunciar las muertes.

"El director de un conocido sanatorio céntrico me dijo: «Carlos, imaginate que entren y salgan ambulancias de procuración de órganos en mi sanatorio». Para ellos, la salud es un negocio, no un bien público", expresó Pacheco, cuyo testimonio tiene un valor agregado: además de médico, desde hace un tiempo, Pacheco padece una deficiencia renal grave que lo obliga a dializarse todas las semanas, por lo que forma parte de las 5000 personas en lista de espera para recibir un órgano.

"Me gustaría que los pacientes que aguardan órganos o tejidos exigieran el registro de denuncia de cada centro de salud. Porque si se enteran de que en determinado sanatorio dejaron pasar 40 riñones por no cumplir con la ley, en lugar de una ambulancia de procuración en la puerta de la clínica van a tener un piquete", expresó Solá, y agregó: "La realidad es que sobran órganos. Tiramos a la basura toneladas de órganos y tejidos simplemente por el desconocimiento de un médico".

LA NACION quiso comunicarse en varias oportunidades con la Asociación de Clínicas, Sanatorios y Hospitales Privados de la República Argentina (Adecra), pero ningún médico contestó las llamadas. Esta asociación de alcance nacional reúne a las instituciones privadas más importantes.

En el Ministerio de Salud, prefirieron no polemizar. "Acá no se trata de público o privado, sino de aumentar el número de donaciones", dijo una alta fuente. Por su parte, Carlos Soratti, secretario de Políticas, Regulación y Relaciones Sanitarias de esa sede consideró que la diferencia de procuración de órganos entre hospitales y clínicas se debe a la tarea que realizan.

"Solamente puede ser donante de órganos alguien que ha sufrido un daño en el sistema nervioso central, como traumatismos de cráneo, hemorragias cerebrales o accidentes cerebrovasculares. Estos casos, en general acuden primariamente a los hospitales, que son los que desarrollan la emergentología; por eso son los que mayor cantidad de donantes generan."

En Buenos Aires Trasplante destacan que hubo una duplicación de donantes en los últimos cuatro años. Y parte de este crecimiento lo atribuyen al Programa Federal de Procuración de Organos y Tejidos que se inició en septiembre de 2003 y que consiste en entrenar personal médico de las terapias intensivas para detectar posibles donantes.

"A veces, por desconocimiento, se pierden donantes. Muchos médicos piensan que una persona mayor no puede donar y no hacen la denuncia de la muerte. Pero esto no necesariamente es así: una persona de 75 años puede, por ejemplo, dar su riñón, pero no su corazón", explica Adriana Fariña, coordinadora de Buenos Aires Trasplante.

"Es cierto que en algunas instituciones cuesta más llegar porque se piensa en el paciente como un cliente y la ambulancia de procuración puede causar mala impresión. No creo que haya mala voluntad general, sino desconocimiento", dijo Fariña.

"Hay instituciones que tienen resistencia", opinó, y aclaró que no cree necesario dar nombres, pues los porcentajes de donantes aportados por cada centro de salud hablan por sí solos.




http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=914143
http://weblogs.clarin.com/plaza-publica/archives/2007/10/donarias_tu_organos.html

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